mardi, mai 31, 2005

The last cigarette

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Así dejadas van trenzándose
caladas y suspiros
desde la estrella fugaz
que alza tu mano.

Así dejada en el humo
la firma de esos besos
y el sabor ignorado de la piel
que ya hueles desde adentro.
Como si no existiese
en el universo
más curso que esos latidos
y el horizonte
que se tiñe de noche.
Porque el lucero
es la brújula
de los ojos que huyen
sin saber a donde.

Así dejada tu boca
en la niebla
que levanta mi aliento,
respiro
toda la luz
de las habitaciones extrañas.
Así dejada tu voluntad
en el cielo de mis brazos
sé que no perduraremos
más que ese cigarrillo
que se agota
inexorablemente
en el aire
de esta sala.

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Cuando se levante el día
en nuestros pulmones sólo quedará
el verso negro de nuestras palabras.

Y en el mar el aire será azul de nuevo;
y de nada servirán los brillos del martini
para aprender a volar cometas.


Texto: Jesús Fragoso
Foto: Dellacroix & Dellfina
Pintura: Ágata Rogalska