Tú recoges hojas
y yo recuerdos.
Ambos caminamos
al pie de un abismo.
Que tú ignoras y yo presiento
como una sombra.
Tú, bajo el árbol,
que como una madre
te espera con secretos
en los bolsillos;
yo revolviendo la memoria
en busca de una sonrisa,
aquella que fue origen de todo.
Actos acostumbrados
pequeños, cotidianos,
insignificantes,
sine qua non,
pero sin nombre ni apellido
ni voluntad de pervivencia.
Cada día buscamos una luz,
aunque nos bastaría
con una palabra.
Ante un único sol,
imaginamos que es nuevo
que nos enseñará el camino.
Al cabo siempre queremos más.
Vivir no parece suficiente
y el resultado es la búsqueda
o esperar de nuevo a que amanezca.
Frente a la chimenea
miramos la cesta
y no veo nada
que la vida no haya hecho para ti.
Las hojas, las setas, el musgo
y la ilusión de creer en la conquista.
Un tesoro en cada rincón.
Mas yo no he cazado ni un recuerdo.
Desaparecen
si tú descubres el mundo a mi lado.
Texto: Jesús Fragoso
Imagen: Román Guerras Álvarez y Peter Rodgers
Pintura : Xevi Vilaró