"Cinco jóvenes de entre 21 y 23 años han muerto esta mañana en una colisión frontal entre un turismo y dos camiones en Santa Margarida i els Monjos (Barcelona)” El Pais. 24.12.04
Cerca del alba
un frío recorre el espacio
y detiene los vientos
porque
un segundo basta
para extirpar las manos y las sonrisas.
Cerca del alba
la serpiente del camino
deja la piel,
tatuada con sus nombres,
sus colmillos son de acero,
de aire fétido su aliento.
Sobre el alquitrán tiemblan
los hielos y las sangres
y un corazón se prensa
como aceite
de unos padres mutilados.
Vacío y silencio. Responde la espera.
Está oscuro el cristal empañado
de historia
de habitaciones con póster,
libros, bambas y revistas.
De la soledad que aquí
se detendrá. Y de profunda lejanía.
Hoy no se abren las puertas
de un hogar que no existe.
La serpiente del camino
necesitaba reconocimientos
a prueba
de vidas con futuro.
Hoy no encenderemos el fuego
los troncos nos pesan
a los que ya estamos
muertos.
Hoy no existirán las horas.
El reloj se paró en el infierno.
- Me necesitan sus ojos.
- Nadie te llama, nada hay
excepto carne hueca, desalmada.
Y la noche.
La noche más fría y más quieta.
La más sola. La noche oscura.
Sólo reían y esperaban
sin prisa,
aquellos exámenes y después la libertad;
el abanico de los días
y unas olas a los pies,
unos besos dulces y únicos por primeros.
Y una copa de juventud
llena para derramarla.
Y que la yema de los dedos
tuviera
toda la luz de los veranos,
el tacto de las esperanzas.
Sólo reían hasta que estalló el silencio
y la mueca de la muerte fue de calavera.
cerca del alba
la serpiente cruzó el camino.
Reventaron mil flores
en la piel de las piedras.
Sus pechos comprendieron
una vez.
Hubo miedo pero fue tan breve
como lo eran sus hazañas.
Las estrellas de cristal
inundaron de universo aquel instante.
Cerca del alba
se rompió la noche para siempre.
Cerca del alba cuando los cachorros
mueren al atravesar
carreteras
y los niños sedientos piden agua a sus padres.
Cerca del alba cuando los camiones
rompen
las fronteras y voltean los sombreros
y las brasas de las putas
nos dicen “hasta mañana”.
Y el aire huele a sangre.
En un cambio de rasante.
Cerca del alba.
Fuego húmedo que abrasa,
niebla en humo confusa.
Allí quedó vuestra fiesta.
Allí se borran para siempre las palabras.
¿Alguien pudo
oír a la primavera
que hablaba de no querer irse
hasta mañana?.¿ Hasta que ese campo
oscuro
no fuera ya viejo como el cielo?.
Alguien no dormía esa noche
¿Alguien
pudo regresar del infierno
para espantar a la serpiente
que cerca del alba atravesaba
con su guadaña afilada?
¿Alguien puede encontrar al tiempo
en ese paisaje dónde se iluminaba
tras los faros
la línea de un pueblo detenido para siempre
en el horizonte de aquella triste noche
que no acaba?.
Texto: Jesús Fragoso
Fotografía y pinturas: Joe Lasky, Xevi Vilaró, Buñuel, Andi Glodstein y Myrtus.