La inmortalidad de aquellos años
residía en avanzar
a ciegas con pasos de gigante
sin un rumbo más concreto
que apenas un puñado de estrellas.
Y las caladas al Chesterfield
en el claustro más quieto
( qué bien disimula el arte);
y el halo de las farolas
esperando toda la noche
que nos diéramos un beso.
Ahora que no nos falta el calor
si lo buscamos
y podemos ser arquitectos de nosotros,
reconozco haber disimulado
como un mendigo las migajas de alguna cena para dos;
y percibo que hace frío a las afueras
de un recuerdo que arde blanco
desde una estancia antigua, guardada
y única en el palacio de lo que fue.
En este tiempo TENER no es la preocupación,
sino SER a pesar de la meteorología de los afectos.
Sin embargo añoro la maravillosa
estupidez de aquellos años.
Porque no fue solamente
la primera huella del descubrimiento;
la mudanza de la edad;
llegar tarde a casa con tu olor en mi abrigo,
en la camisa hasta en los bolsillos;
la niebla de tus palabras al acostarme,
ebrío de ese calor de tus mejillas,
que se despidió contigo
abandonándome a la noche;
sino un viaje que creíamos eterno
sin planteárnoslo siquiera.
Un refugio para la vida contra el invierno.
Y más allá de nosotros: el mundo,
sólo un escenario propicio,
un punto de fuga para el primer deseo.
texto: Jesús Fragoso
Fotografía: Marc Rivière
7 commentaires:
Hermosa forma de atraer los recuerdos en forma de suspiros....
un beso inmenso...
ya hace más de diez días que no me pasaba por aquí. Y Cuando te leo, no deja de mostrarse ante mí la imagen de García Montero (para qué te voy a engañar; para qué me voy a engañar, mi mejor poeta, o lo que es lo mismo: mi poeta favorito).
Un saludo desde Granada.
Ese mundo que dentro se recrea, entre la nostalgia de tu mirada , de su mirada...
¿Saludos Jesús, excelente semana!
Claudia
Hola Jesús.
Paso a invitarte a un juego.
Pasá por ángeles y demonios y te enterás.
Saludos
Extrañándo letras nuevas...
todo bien?
besos...
Es un poema maravilloso.
La caricia al tiempo primero.
Ay si se pudiera regresar al menos instante.
"Volver a los diecisiete después de vivir un siglo..." diría la Parra.
Maravilloso. Evocador. Siempre echaremos algo de menos, aunque sólo sea el brillo de la luz sobre su piel...
Un saludo teñido de nostalgia contagiada
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