Cielo negro y vino rosso.
Sonrisa y humo de carne,
ojos como grandes lagos.
Dulce frissante piel,
en el baile quieto.
Mujeres apretadas
en su hermosura de mordisco
y varones extrañamente atentos
a las formas del cortejo
con la piel bruna y herida
por el sol de la espuma.
Taja el canal la barca,
el puerto, la señal verde,
el tránsito a lo oscuro.
El mar abierto a la flor de la noche.
Se presienten sus voces entredichas,
la calma y el olor a sal.
Texto: Jesús Fragoso Del libro Lejanías
Imagen: Elio Villa